¿Existen los recursos físicoenergéticos y las condiciones técnicas para desplazar los combustibles fósiles en Bolivia? Es la pregunta del millón cuando se toca un tema tan recurrente en este último tiempo…

 

  EDICIÓN 99 | 2021


ENERGÍABolivia

 

Según ENERGÉTICA, la respuesta rápida y general es que Bolivia sí cuenta con las condiciones necesarias para marchar hacia la transición energética. Es decir, cuenta con recursos físico-energéticos y las condiciones técnicas para desplazar los combustibles fósiles.

 

Sin embargo, esta ONG aclara que existen aspectos específicos que relativizan dicha respuesta; aspectos que, desde su punto de vista, es necesario considerar con detenimiento.

 

“El primero de estos aspectos es el tamaño de la tarea a realizar, es decir, cuantificar la cantidad de energía no fósil que se requerirá para reemplazar la cantidad de combustible fósil que se utilizará de aquí al año 2040”, subraya.

 

DEL PETRÓLEO Y EL GAS

 

Agrega que el petróleo y el gas natural incluidos en la oferta de energía primaria representaron 51,76 millones de Bep el año 2017 y estima que lleguen a 97,24 millones de Bep el año 2040 (Tabla 1). “Una vez que estos pasan la etapa de transformación en donde se producen pérdidas, la cantidad de energía final fósil que quedó el año 2017 fue de 41,8 millones de Bep y se estima que el año 2040 será de 83,78 millones de Bep (Tabla 2)”, remarca.

 

“Si a estas últimas cifras se descuentan las pérdidas de energía en el momento en que son consumidas, el nivel de pérdidas que está en función de la eficiencia energética de los equipos y aparatos en los que se consume dicha energía5, la cantidad de energía útil6 la energía realmente aprovechada no es mayor al 35% del total de la energía final, es decir 15,73 millones de Bep el año 2017 y alrededor de 30,59 millones de Bep el año 20407”, dice.

 

ENERGÍA ÚTIL

 

Asegura que la transición energética implica sustituir la energía útil que brindan los hidrocarburos con energía útil de carácter no fósil.

 

“Sustitución que, valga anotarlo, está relacionada de manera directa con la eficiencia energética de los energéticos de reemplazo: mientras más eficiente sea la producción, transformación, adecuación, transporte y consumo de los energéticos de reemplazo, menor será la energía primaria y la energía final que tenga que generarse para reemplazar la energía útil que brindan los combustibles fósiles y también a la inversa”, remarca.

 

Sostiene que, en concreto, en Bolivia el desafío de la transición energética consiste en, sustituir la mayor parte de los 30,59 millones de Bep de energía útil que se prevé los combustibles fósiles proveerán el año 2040.

 

¿CUENTA BOLIVIA CON LOS RECURSOS ENERGÉTICOS NECESARIOS PARA LOGRARLO?

 

Responde que una mirada general a los recursos y al potencial energético de energía primaria en América Latina y el Caribe (ALAC), permite responder que sí.

“De manera más específica, en la Tabla 3 puede verificarse que el potencial de energía solar fotovoltaica en un año puede generar hasta 23 veces la energía final que proveerán los combustibles fósiles en 2040 (ver Tabla 2). El potencial hidroeléctrico es menor al solar, pero no por ello menos importante, pues, en un año puede generar 1,2 veces la energía final que proveerán los fósiles el 2040 (ver Tabla 2)”, destaca.

 

En este marco, afirma que en el lapso de 20 años la solar fotovoltaica podría multiplicar por 20 las actuales reservas probadas de petróleo y gas natural; y la hidroelectricidad, en el mismo lapso, podría generar una cantidad de energía equivalente a las actuales reservas probadas de hidrocarburos.

 

“Lamentablemente no existe una cuantificación del potencial eólico con que cuenta Bolivia, al respecto solo se han identificado cuatro regiones con un potencial expectable. Un problema similar se presenta con la estimación del potencial bioenergético”, acota.

 

Para esta ONG la variedad de los recursos que pueden utilizarse con fines energéticos desde la leña hasta las algas, pasando por la siembra de varios productos y la recolección de residuos agropecuarios, industriales y urbanos, así como la variedad de combustibles y energéticos que pueden obtenerse de esos recursos, hace difícil evaluar este potencial.

 

Afirma que la prospectiva en función del consumo de energía final , muestra que el volumen consumido el año 2017 también duplicará para el año 2040 (ver Tabla 2) y agrega que la preeminencia de los combustibles fósiles en esta matriz, en el mismo periodo, al igual que lo sucedido con la energía primaria, irá también en aumento: del 92,9% el año 2017 al 95,8% el año 2040.

 

EL CONSUMO CRECERÁ

 

Más adelante refiere que la revisión por tipo de energético muestra que el consumo de derivados de petróleo crecerá en 1,8 veces; que el consumo de gas y electricidad no renovable aumentará en 2,2 veces cada uno; en tanto, el consumo de electricidad renovable y biomasa disminuirá.

 

“Cabe aquí aclarar que las reservas de petróleo en realidad son reservas de líquidos asociados a la producción de gas natural, siendo petróleo del cual se obtiene pocas fracciones de diésel y gasolina automotriz, lo que ha ocasionado que Bolivia sea un país importador de estos combustibles”, subraya.

 

Hace notar que las reservas de gas natural son considerables si se las mide en función al consumo interno. Sin embargo, indica que el país es uno de los principales y mayores exportadores de este hidrocarburo en la región, razón por la cual algunos informes señalan que Bolivia podrá cumplir sus compromisos de exportación con muchas dificultades, máxime si sus leyes obligan a que la producción de hidrocarburos atienda primero el mercado interno.

 

EL MAYOR POTENCIAL

 

Sostiene que el mayor potencial de energía renovable (solar, eólico, hidráulico) en Bolivia es apto para la producción de electricidad de manera directa y a costos bajos. Por otro lado, indica que la electricidad tiene una eficiencia de conversión de energía final a energía útil superior al 80%, dependiendo el equipo en el que se la utilice; lo que significa que, para reemplazar la misma cantidad de energía útil que brindan los combustibles fósiles se requerirá una cantidad menor de energía final en forma de electricidad.

 

Asegura que en el caso de otros energéticos, como los biocombustibles, el hidrógeno y la solar térmica, sus eficiencias de conversión a electricidad son menores y tienen mayores costos de producción.

 

Lo mencionado implica que, desplazar los combustibles fósiles con electricidad no fósil en la mayoría de los casos (sí, hay excepciones), significaría una menor intensidad de materiales y una menor ecointensidad.

“Por esta razón y porque casi puede aplicarse a toda la gama de actividades humanas, la electricidad es considerada “la energía del futuro”, dice reconociendo, sin embargo, que es un futuro esquivo, en tanto en cuanto no se resuelvan los problemas que conlleva generar electricidad con fuentes de energía primaria no fósil.

 

LA MAGNITUD DE LA TAREA

 

Considera que uno de los primeros problemas es la magnitud de la tarea. Por ejemplo, refiere que en el hipotético caso de que se quiera desplazar por completo los combustibles fósiles y reemplazarlos con electricidad renovable hasta el año 2040, se requeriría multiplicar por al menos 32 veces, los 1,32 millones de Bep producidos con hidroeléctricas y ERNC el año 2017 (ver Tabla 2) para cubrir una cantidad de energía útil de aproximadamente 30,5 millones de BEP el 2040.

 

“Teniendo en cuenta el potencial solar fotovoltaico e incluso las referencias del potencial eólico en el país, por supuesto que se puede alcanzar estos niveles de energía con estas fuentes”, destaca y agrega que el problema estriba en la característica fluctuante e intermitente de estas fuentes, lo que atenta contra la estabilidad y equilibrio de cualquier sistema eléctrico.

 

Esta es la razón, para esta ONG, por la cual no puede haber un sistema eléctrico 100% solar y/o eólico, y es también la razón que obliga a utilizar estas fuentes con un respaldo de energía estable y permanente, afirmando que en términos de energía renovable esta fuente es la hidroelectricidad de embalse.

 

“…desplazar los combustibles fósiles para el año 2040 implicaría la construcción de por lo menos cuatro centrales hidroeléctricas…”

 

 

En este sentido, considera que desplazar los combustibles fósiles con electricidad renovable conlleva emplazar la mayor cantidad de parques eólicos y fotovoltaicos posibles, de tal manera que al estar complementadas e interconectadas pueda reducirse al mínimo la variabilidad propia de estas fuentes.

 

También hace notar que esto implica ir multiplicando el número de centrales hidroeléctricas que las respalden, con todo el impacto ambiental que las mismas conllevan. “Dicho de manera gráfica e hipotética, desplazar los combustibles fósiles para el año 2040 implicaría la construcción de por lo menos cuatro centrales hidroeléctricas de las dimensiones del Proyecto Hidroeléctrico El Bala  Chepete15 o 20 centrales hidroeléctricas equivalentes al Proyecto Hidroeléctrico Rositas”, remarca.

 

De manera más específica, señala que para ver las posibilidades de una transición energética conviene revisar el consumo de energía final por sectores y que, teniendo en cuenta la cantidad de combustibles fósiles utilizados en el sector de transportes, destaca que no es exagerado decir que, la transición energética en Bolivia se concretará en la electrificación de dicho sector; electrificación que además de los aspectos energéticos demandará otras transformaciones.

 

A modo de conclusión, indica que en el sector industrial la electrificación es más difícil de realizar puesto que existen procesos como la producción de cemento y la fundición de metales, donde científica y técnicamente aún no es posible reemplazar los combustibles fósiles. También, dice, hay procesos industriales, como la generación de calor, dónde aún es muy costoso abandonar los combustibles fósiles. En contrapartida, agrega que los sectores como el residencial, comercial, de servicios y público sí son pasibles de ser electrificados por completo. De hecho, afirma, que posiblemente sean los primeros sectores por donde debiera iniciarse la transición energética en Bolivia.

 

“…el mayor potencial de energía renovable (solar, eólico, hidráulico) en Bolivia es apto para la producción de electricidad…”

 

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