El diplomático asegura que los desafíos actuales en la integración energética entre Bolivia y Brasil, incluyen la seguridad jurídica, la estabilidad de los contratos y los plazos de concesión. Agrega que también está el tema del “government take”, es decir, la participación y ganancia del Estado boliviano en caso de inversión extranjera en hidrocarburos.
EDICIÓN 135 | 2024
Vesna Marinkovic U.
1Usted ha señalado tener una vinculación personal y de larga data con el proceso de integración energética Bolivia-Brasil. Para dar un poco de contexto, ¿podría contarnos brevemente cómo ha sido su relación con este proceso?
Muchas gracias. Llevo 30 años en esta carrera, siempre con una gran pasión por los temas sudamericanos, especialmente en lo que se refiere a la integración. La integración es un proceso en construcción, que seguirá desarrollándose durante mucho tiempo en América del Sur. Lo que me fascina de nuestro continente son nuestras complementariedades y potencialidades. En pocas partes del mundo se pueden lograr ganancias de acercamiento productivo e integración de cadenas de producción de manera tan eficiente como aquí.
Históricamente, nuestros puertos han jugado un rol importante en la conexión con el exterior, y muchas veces se desaprovechó la oportunidad de fomentar la integración al interior del continente. Yo fui jefe del sector del Mercosur en la embajada de Buenos Aires cuando Mercosur estaba en proceso de construcción institucional. Participé en las negociaciones del Protocolo de Ouro Preto en 1994, que otorgó una personería jurídica al Mercosur y también definió un arancel externo común del Mercosur.”
Fui jefe de promoción comercial en Guyana y Venezuela, y encargado de negocios en Venezuela y Hungría. También estuve en la embajada de Paraguay, donde se construyó uno de los mayores proyectos de integración energética del Brasil, la hidroeléctrica de Itaipú, que es crucial para el suministro de energía de Brasil. En Venezuela, Brasil tiene una integración energética a través de la importación de energía de la hidroeléctrica El Guri. Ahora estoy en Bolivia, y también conozco Guyana, que se está transformando en un gran productor de hidrocarburos. Estos temas me fascinan desde el punto de vista profesional.
2En su criterio, cuáles son los factores que complejizan más la integración energética en América del Sur, especialmente entre Bolivia y Brasil? ¿Hay temas relacionados con la regulación comercial o la diversidad de las instituciones de cada país?
Los retos cambian de naturaleza y de nivel. Para comenzar, a nivel macroeconómico, existen fuerzas externas muy fuertes que han impedido el avance de la integración energética en América del Sur. Una razón para esto es que América del Sur es, teóricamente, un continente autosuficiente en energía. Si el resto del mundo desapareciera por algún fenómeno climático o geológico, podríamos abastecernos con nuestras propias fuentes de energía, lo cual no ocurre en otras partes del mundo. Este factor histórico debe ser considerado, ya que hay presiones externas para evitar la integración sudamericana.
El segundo factor es que la integración energética es como una “integración de sangre”, ya que la energía es como la sangre de los países. Integrarse con países vecinos requiere un alto grado de concordia e inteligencia política, y la construcción de destinos comunes. Brasil ha tenido un rol positivo en este sentido. Por ejemplo, la primera gran relación energética fue con Paraguay, a través de la hidroeléctrica de Itaipú, construida durante los años 70. A pesar de la rivalidad geopolítica y los temores estratégicos de la época, el gobierno militar optó por integrar a Brasil y Paraguay mediante este exitoso proyecto.
En el caso de Bolivia, la integración ha estado presente desde mediados del siglo XX. Por ejemplo, ya en el tratado de 1867 se contemplaba una conexión de infraestructura, y en 1903, Brasil se comprometió a construir el ferrocarril Madeira-Mamoré y, aunque este proyecto se completó, no generó los resultados esperados en términos de desarrollo y de integración de transporte bilateral por la caída de los precios del caucho a partir de la segunda mitad de los años 1910.”
3A propósito de lo que acaba de mencionar ¿qué relevancia tuvo el acuerdo de 1938 entre Bolivia y Brasil en el proceso de integración ferroviaria y energética?
En 1938, Brasil firmó un acuerdo crucial con Bolivia que preveía la construcción del ferrocarril Santa Cruz-Corumbá, con una conexión hacia Cochabamba y a los ferrocarriles bolivianos que llegaban al Pacífico. De este acuerdo surge la idea de un corredor ferroviario bioceánico. Además, se planteó que el ferrocarril transportaría hidrocarburos desde Camiri, Bolivia, hacia Brasil, ya que en ese momento las regiones de Mato Grosso Norte y Sur carecían de una fuente segura de energía. En 1957, se firmaron los acuerdos de Roboré, en los cuales Brasil buscó involucrar a Petrobras en inversiones para proveer gas y petróleo en Bolivia.
“…la integración energética es como una “integración de sangre”, ya que la energía es como la sangre de los países…”
4Cuáles fueron las dificultades que enfrentó el acuerdo de Roboré para involucrar a Petrobras en Bolivia?
El acuerdo de Roboré fue muy complicado de implementar en Brasil, ya que Petrobras había sido creada solo cuatro años antes, en medio de una gran presión geopolítica. La creación de Petrobras y el monopolio del petróleo en Brasil fueron controversiales y provocaron conflictos internos, que incluso contribuyeron al suicidio del presidente Getúlio Vargas en 1954. Sin embargo, el presidente Kubitschek decidió seguir adelante con el proceso de integración con Bolivia, aunque hubo intentos internos por sabotear la participación de Petrobras. A pesar de estos obstáculos, el proyecto se retomó años más tarde gracias al potencial de la relación energética entre Brasil y Bolivia.”
Sin duda que Bolivia cuenta aún con una importante potencialidad hidrocarburífera que debe y puede ser desarrollada, para ello se requiere no solamente inversión en exploración, sino rediseñar toda la política sectorial y enmarcarla, además, dentro de una nueva política energética de largo plazo y coherente con los desafíos que enfrenta el planeta, la región y el país.
5En la actualidad, ¿qué desafíos persisten para la integración energética entre Bolivia y Brasil?
Los desafíos actuales incluyen la seguridad jurídica, la estabilidad de los contratos y los plazos de concesión. También está el tema del “government take”, es decir, la participación y ganancia del Estado boliviano en caso de inversión extranjera en hidrocarburos. Estos elementos son cruciales para atraer inversiones y desarrollar nuevos yacimientos de gas en Bolivia. Lo positivo es que hasta el momento hemos logrado superar barreras geopolíticas que siempre han estado presentes y lo seguirán estando.
6Considerando la disminución de las reservas de gas natural de Bolivia, ambos países están reconfigurando su relacionamiento comercial en términos de suministro de gas: Bolivia cede su infraestructura gasística vigente desde 1990 y Brasil importa gas desde la Argentina, utilizando esta infraestructura, ¿esto supone para ustedes comprar gas y mayor precio así como una disminución de los ingresos por concepto de gas para Bolivia?
No puedo hablar por la posición de Bolivia, pero puedo ofrecer algunos elementos. Bolivia tiene un gran potencial gasífero, no solo en el subandino, sino en otras partes del país. Desarrollar o no ese potencial es una decisión que corresponde al gobierno y al pueblo boliviano. Según la información que recibimos de nuestros agentes económicos en Bolivia, hay yacimientos de gas disponibles. Para explotarlos, es fundamental mejorar la seguridad jurídica y definir claramente las condiciones para la participación del sector privado brasileño.
Brasil tiene interés en participar en este proceso y, de hecho, lo considera clave. Sin embargo, los obstáculos están relacionados con los temas mencionados anteriormente. Es necesaria una conciencia política en Bolivia para avanzar en estos temas y beneficiarnos mutuamente. Brasil necesita el gas de Bolivia porque se puede importar a una tarifa más baja que la que estamos pagando actualmente, lo cual incrementaría la competitividad de varias industrias en Brasil, como la cerámica, vidrios y productos químicos.
Además, si se lograra un precio competitivo, podríamos producir fertilizantes en Brasil con gas boliviano. La región centro-oeste de América del Sur Santa Cruz, Beni, Mato Grosso, Mato Grosso del Sur es una de las mayores potencias agrícolas del mundo actualmente, pero Brasil importa el 90% de los fertilizantes que necesita, principalmente de China, Rusia y Ucrania. Si el tema del gas se soluciona en Bolivia, el país podría transformarse en un gran proveedor de urea para Brasil, agregando valor con baja inversión.
Por el momento, no creo que el uso de gas argentino sea algo negativo, al contrario, puede ser muy positivo. Bolivia podría aprovechar este gas argentino para aumentar la producción de urea y exportarla a Brasil. Entiendo que esto implica dejar de ganar valor agregado en la producción y exportación directa del gas, pero esa es una decisión que corresponde a Bolivia. Creo que las dos cosas exportar gas y producir urea se pueden hacer si se llega a un acuerdo adecuado.
Consiguientemente, el gas natural boliviano sigue siendo parte de la ecuación del relacionamiento comercial entre Bolivia y Brasil, aunque es necesario realizar cambios regulatorios, especialmente en relación al “government take” para incentivar mayores inversiones en Bolivia. Aunque las reservas de gas boliviano se han reducido, el interés de Brasil por los recursos sigue vigente, no solo para importar gas a una tarifa más baja, sino también para usarlo en la producción de petroquímicos. Actualmente, Bolivia está actuando como un canal de paso para el gas argentino hacia Brasil, lo cual reconfigura su papel como exportador.
Por otro lado, es importante mencionar que Brasil tiene la capacidad de obtener gas offshore en los campos oceánicos del Pre-Sal, sin embargo, Petrobras prefiere, por razones estratégicas de la compañía, utilizar ese gas en los propios campos offshore. Esto hace que para Brasil sea más conveniente importargas de Bolivia, producido onshore, ya que resulta más accesible y conveniente debido a su ubicación en Sudamérica.
Consecuentemente, una alianza estratégica entre Bolivia y Brasil siempre será muy importante para el desarrollo boliviano. Al igual que la integración Brasil-Paraguay y posteriormente con Brasil-Uruguay ha traído grandes beneficios, Bolivia podría beneficiarse enormemente de los recursos y las inversiones que traería la integración energética. La relación entre Bolivia y Brasil tiene un potencial importante para el crecimiento económico y la estabilidad energética de ambos países.
Geopolíticamente, el mundo está en una situación muy compleja. La dependencia energética de otros continentes es extremadamente complicada. Sin embargo, América del Sur tiene todas las condiciones para garantizar su seguridad energética. Lo que está sucediendo en Oriente Medio y el Cáucaso podría causar una disrupción en los flujos de energía, lo cual es una preocupación seria. Por eso, construir una relación estable y energética entre Brasil y Bolivia podría ser clave para proveer recursos para su desarrollo, como lo hicieron las inversiones de Petrobras en el pasado.
7Por el momento, ¿qué se está haciendo en materia de hidroeléctricas entre Bolivia y Brasil?
Durante la última visita del presidente Lula a Bolivia en julio pasado, el ministro de Minas y Energía de Brasil, Alexandre Teixeira, negoció un protocolo con el entonces ministro Franklin Molina. Este protocolo permite que las hidroeléctricas brasileñas de Jirau provean energía eléctrica a las ciudades bolivianas de Pando como Riberalta, Guayaramerín, y Cobija. Además, Bolivia accedió a trabajar con una cuota común de agua para estas hidroeléctricas, llamada “cuota 90”, que garantizará el abastecimiento necesario para aumentar la productividad de estas presas.
Este acuerdo bilateral permitirá reducir el uso de combustibles fósiles para alimentar las usinas térmicas que actualmente suministran energía a estas ciudades. Esto resulta beneficioso para ambos países, ya que ayuda a cumplir con las metas de carbono y cambio climático.
8Cuál es su evaluación sobre el evento organizado por el Consulado General de Brasil en Santa Cruz de la Sierra, APEXBRASIL (Agencia de promoción de inversiones de Brasil) y la Cámara Boliviano Brasileña?
El evento ha estado relacionado con la entrada de Bolivia al Mercosur. Muchas personas cuestionan los beneficios que esto podría traer, pero yo creo firmemente en las potencialidades de la integración. Más allá de las ganancias económicas, lo más importante es la capacidad de sentarse y discutir un futuro común, y eso no tiene precio.
En un contexto donde a menudo los países no se comunican, es fundamental mantener un diálogo abierto, incluso cuando haya desacuerdos. Esto es especialmente importante en América del Sur, donde se necesita un mínimo de contacto y diálogo para evitar el aislamiento. A partir del momento en que discutimos un futuro común, se crean lazos de confianza que permiten integraciones sensibles, como la energética.