En medio de grandes transformaciones mundiales, América Latina y el Caribe no ha modificado significativamente su rol, traducido fundamentalmente en la provisión de recursos hidrocarburíferos, mineros, biodiversidad y agua, donde el tren de la industrialización y el medio ambiente, terminan siendo, en muchos casos, apenas un discurso para sostener el poder de los gobernantes.

 

EDICIÓN 121 | 2023

ENERGÍABolivia

 

En medio de las transformaciones por las que atraviesan la economía y el medio ambiente globales, América Latina y el Caribe continúa, en términos generales y en el mejor de los casos, bajo un mismo enfoque traducido en alcanzar una mayor infraestructura de transporte para la circulación mundial de sus recursos naturales.

 

Así lo planteaba el proyecto IIRSA principalmente en relación a América del Sur y así lo señalan algunos informes de organismos internacional como la CEPAL que analiza las crisis recientes, la pandemia y los avances en el plano tecnológico para concluir señalando la importancia de la infraestructura para la integración regional, como una forma imprescindible de vinculación de esta parte de América al mundo global.

 

Los críticos de la iniciativa Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana IIRSA, creada formalmente en 2000, sostienen que este proyecto continua apuntalando la construcción “silenciosa” de infraestructura en la región con el propósito de hacer circular libremente los recursos naturales hacia mercados de Estados Unidos y Europa, en una lectura sustentada por investigadores como Raúl Zibechi1 quien dice que “este estilo induce a pensar que se busca evitar el debate”, mientras se sigue atravesando el continente con nueva infraestructura de pase.

 

ESCENARIO ALTAMENTE INTEGRADO

 

Entre tanto, la CEPAL destaca que en el plano tecnológico, los avances vinculados con la cuarta revolución industrial han permitido automatizar una gama creciente de procesos productivos (reduciendo los incentivos a trasladar producción a países con bajos costos laborales), lo que ha redundado en un incremento de los servicios digitales respecto del comercio de bienes físicos.

 

Asegura que el escenario probable de una creciente regionalización de las cadenas de suministro y de su gobernanza plantea el riesgo de una fragmentación productiva y normativa del comercio mundial. “Esa situación sería especialmente riesgosa para América Latina y el Caribe, en particular para América del Sur, ya que, a diferencia de otras regiones, no ha logrado generar un espacio regional altamente integrado que le permita reducir su exposición a los cambios en las políticas comerciales y productivas de sus principales socios.”

 

Hace notar que desde 2021, los inversionistas internacionales han mostrado cautela en el anuncio de proyectos de inversión en nuevas plantas (greenfield), excepto en algunos sectores intensivos en tecnología, como el de los semiconductores señalando que el dinamismo de los anuncios en este sector obedeció, por una parte, a razones de mercado, ya que su demanda aumentó fuertemente, y, por otra, a consideraciones geopolíticas.

 

Indica que el anuncio de nuevas instalaciones en los Estados Unidos y países de la Unión Europea no puede disociarse de las iniciativas que esas economías están impulsando para fortalecer su industria de semiconductores y otras que consideran estratégicas, a fin de contrapesar la posición de China.

 

En este campo, agrega que China también ha actuado decididamente: en mayo de 2015 aprobó la iniciativa Hecho en China 2025, que, entre otros objetivos, apunta a aumentar el contenido local de semiconductores del 40% en 2020 al 70% en 2025.

 

“En este contexto, es importante que América Latina y el Caribe redoble sus esfuerzos para la integración regional a través de más y mejor infraestructura física, e iniciativas de facilitación del comercio y de armonización regulatoria y de reglas de origen”, dice la CEPAL, remarcando la idea de que vía acciones de conjunto, la región estaría mejor capacitada para enfrentar los retos actuales.

 

LA EMERGENCIA AMBIENTAL INTENSIFICA LA CRISIS ECONÓMICA Y SOCIAL

 

En un reciente informe denominado America Latina y el Caribe en la mitad del camino hacia 2030, la CEPAL analiza además de los asuntos vinculados a la integración regional, temas referidos también al medioambiente en la zona y acota que, paralelamente al creciente impacto de la estanflación y de la persistente crisis sanitaria, las sociedades también enfrentan una crisis ambiental cada vez más aguda que, a su vez, tiene implicaciones sociales importantes.

 

Asegura que a medida que las manifestaciones del cambio climático se multiplican, sus efectos sobre la producción de alimentos, la salud y el bienestar de las personas se harán cada vez más patentes.

 

“Además de las causas directas de pérdida y degradación de la biodiversidad, existen causas indirectas como la sobrepoblación, los patrones de consumo y producción insostenibles, valores culturales, las fallas de mercado y la debilidad de la gobernanza internacional, nacional y local”, subraya.

 

“Por ejemplo, los incentivos o subsidios gubernamentales que aceleran la producción o el consumo insostenibles y, por lo tanto, resultan perjudiciales para los ecosistemas, alcanzan a alrededor del 2% del PIB mundial al año, es decir, 1,8 billones de dólares (Koplow y Steenblik, 2022), mientras que los Gobiernos invierten 67.800 millones de dólares al año para tratar de compensar los daños derivados de los sistemas de producción y consumo insostenibles (OCDE, 2020)”, precisa la CEPAL.

 

Asimismo, indica que las múltiples expresiones del cambio climático (sequías prolongadas, fuertes marejadas o temperaturas locales extremas, pérdida y degradación de la biodiversidad y de los servicios de los ecosistemas terrestres y marinos), producen daños en diversas especies y ecosistemas.

 

Asegura que más allá del valor intrínseco de preservar la diversidad de formas de vida en el planeta, los profundos impactos en la naturaleza causados por las actividades que afectan negativamente la sostenibilidad generan riesgos para los sistemas productivos y el bienestar social y contribuyen a profundizar las crisis globales. Por ejemplo, dice, un 75% de las enfermedades transmisibles emergentes son zoonóticas y se relacionan con la degradación de ecosistemas.

 

GENERACIÓN DE ELECTRICIDAD

 

Acota que otro aspecto ambiental relacionado con los determinantes del cambio climático y con impactos observados es la contaminación del aire y destaca que la generación de electricidad con carbón y la quema de combustibles fósiles para el transporte producen tanto contaminantes locales como emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

 

“La CEPAL considera que con la excepción de Trinidad y Tobago, y recientemente de Guyana, el Caribe sigue dependiendo de los combustibles fósiles importados…”

 

 

“La contaminación del aire produce 1 de cada 6 muertes al año, equivalentes a 9 millones, de las cuales un 90% ocurren en países de ingreso bajo y medio (Fuller y otros, 2022)”, agrega y precisa que este es un ejemplo de cómo los impactos del cambio climático obstaculizan el logro de varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

 

La CEPAL considera que con la excepción de Trinidad y Tobago, y recientemente de Guyana, el Caribe sigue dependiendo de los combustibles fósiles importados. Sin embargo, sostiene que frente a los imperativos que plantea el cambio climático y las constantes perturbaciones que se producen por la vulnerabilidad natural de la subregión, en el Caribe se ha avanzado hacia la adopción de energías renovables, como estrategia tanto para cumplir con el Acuerdo de París como para reducir la dependencia de los combustibles fósiles importados.

 

Todos estos aspectos, según la CEPAL, inciden en las opciones de política a favor del desarrollo sostenible de los países, escenario donde nuevamente a comenzado a sonar de manera recurrente la alternativa de la integración especialmente energética donde algunos analistas también señalan que, en este sector, es posible hablar, en principio, de integraciones bilaterales, atendiendo sobre todo los niveles de desarrollo de cada uno de los países, en un continente de una heterogeneidad muy marcada.

 

La contaminación del aire produce 1 de cada 6 muertes al año, equivalentes a 9 millones, de las cuales un 90% ocurren en países de ingreso bajo y medio…”

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