En una estrategia decidida a tomar el negocio del litio, desde fuera del Estado, expertos recomendaron acelerar la explotación, aprovechando el contexto internacional centrado en el fenómeno del cambio energético.

EDICIÓN 105 | 2022

Elizabeth Riva Álvarez

El mundo vive una década de alta demanda de litio, quizá la mayor oportunidad que este mineral pueda presentar en la historia, sin embargo, Bolivia y Chile corren el riesgo de quedar fuera de este boom explosionado por la urgente necesidad de energías verdes y el impulso de la movilidad eléctrica.

En el foro virtual “Oportunidades y desafíos de la industria del litio”, expertos latinoamericanos coincidieron al apuntar que se necesita decisiones políticas urgentes para “liberar” el desarrollo de este recurso, incentivando inversiones que aceleren la producción.

EN EL MOMENTO REAL

El empresario e inversionista Carlos Gill Ramírez, presidente de Ferroviaria Andina y Ferroviaria Oriental y otras empresas bolivianas, considera que Bolivia, Chile y Argentina, que conforman el “Triángulo del litio”, por sus importantes reservas, deben posicionar su influencia en la geopolítica mundial, aprovechando el contexto internacional centrado en el fenómeno del cambio energético.

“El triángulo del litio se debe posicionar en la geopolítica mundial, porque es la mayor reserva del mundo de litio en salares”, afirmó Gill al plantear una propuesta para sacar el recurso boliviano desde Uyuni mediante una cinta transportadora, impulsada por energías alternativas, los primeros 20 kilómetros, hasta la primera estación de tren y llegar a puertos marítimos para exportación.

“Tenemos tecnología (ferroviaria) nueva, para operar específicamente en alturas”, dijo al reiterar que la parte logística es de suma importancia para complementar los grandes esfuerzos y decisiones que se requieren para hacer realidad la explotación e industrialización del litio boliviano.

“Estamos en el momento real de este producto. Inversionistas, tecnólogos y gobiernos tenemos que asumir la conciencia de la necesidad de acelerar este proceso (de producción) para que se cruce con el momento de alta demanda”, dijo Gill Ramírez el empresario venezolano-paraguayo.

Apuntó que hace 20 años se tenía una demanda anual de litio de 50 mil toneladas y que su uso estaba limitado al sector industrial. Actualmente, ese sector se mantiene casi en los mismos niveles. “Sin embargo, la demanda del mercado es de 700.000 toneladas o más debido a la necesidad de almacenamiento energético (baterías ion-litio), auge que comenzó en 2016”.

“Con esta perspectiva, 150.000 toneladas de producción de litio, para lo que se prepara Bolivia, generaría, para el país, 8.000 millones de dólares en exportaciones anuales”, planteó.

FUERA DEL “BOOM”

 

Por otro lado, el director de la consultora ILIMarkets, Daniel Jiménez, considera que Bolivia y Chile ya están fuera de la década del “boom” del litio, porque estaría demostrado que para el desarrollo de los proyectos en el área se requieren entre 10 y 15 años. “Entonces, ya estamos tarde para llegar a esta fiesta que puede durar 10 o 15 años. Argentina lo está haciendo muy bien, será capaz de aprovechar al máximo sus recursos con las múltiples y significativas inversiones realizadas, incentivadas por su legislación amigable”, dijo el experto chileno.

 

Recordó que Chile tenía el liderazgo en la producción de litio en la región y a nivel mundial, pero que perdió esa posición ante Australia que ha repuntado, pese a no tener recursos de gran calidad, porque otorga certeza jurídica, con una legislación minera moderna.

 

“Las empresas más grandes (seis) de producción de litio están hoy en día en Australia y, según los proyectos en curso, en los próximo cinco años se sumarán al menos cinco más. Argentina tiene dos productores, pero el 2026 al menos tendrá 10, en Chile hay dos y en cinco años, ninguno, en Bolivia actualmente no hay ninguno y en 2026 tendrá uno”, perfiló Jiménez.

 

“…sacar el recurso boliviano desde Uyuni mediante una cinta transportadora, impulsada por energías alternativas…”

 

 

A este panorama, según el consultor, se suma que tras esta década el precio de litio primario sufrirá un impacto negativo porque el mercado comenzará a tener la opción del litio reciclado.

“Durante la década del 20, la industria debe aumentar por siete la producción de litio primario para responder a la demanda. A partir de la década del 30, esta tasa de crecimiento bajará considerablemente debido a la oferta del litio secundario, producto del reciclaje”, dijo.

 

Bolivia aspira a industrializar el litio para lograr mayor valor y generar fuentes de empleo, sin embargo, el experto considera que ese objetivo se ve muy lejano y que el Gobierno debe mirar el ejemplo de Australia que se ha enfocado en la producción de concentrados y está logrando importantes réditos.

 

“Es muy complicado ser competitivos en la producción de cátodos en esta región, pensando que hay que traer desde Asia casi el 80% (en volumen) de los otros componentes”, dijo al reconocer que apuntar en este momento, a la industria de las baterías o autos eléctrico, en esta región, es más complejo aún y puede demorar demasiado.

 

“Además, puede ser que dentro de 20 años el cambio tecnológico sea tal que el litio baje su valor y los países perdamos la gran oportunidad que se presenta en este momento. En definitiva, liberemos el litio, porque es la única forma en la que se puede aprovechar esta ventana que tiene el tiempo limitado”, dijo.

 

DESARROLLO COMUNITARIO

 

Carlos Gill enfatizó en que la explotación de los recursos naturales tiene un tercer componente irrenunciable (el primero, los recursos naturales, el segundo la logística) el “desarrollo comunitario”, con la generación de ingresos económicos para el país, la creación de fuentes de empleo y nuevas oportunidades de desarrollo para la sociedad.

 

“El desarrollo de las comunidades implica salud, educación, agroindustria, turismo e industrias conexas”, dijo Gill al incidir en que perder la oportunidad de desarrollar el litio es perder también la posibilidad de generar ese desarrollo para los países que cuentan con este recurso.

 

Ambos expertos disertaron, junto al boliviano Herwing Borja y el argentino Pablo Bereciartua, en el foro virtual “Oportunidades y desafíos de la industria del litio” organizado por el periódico La Razón y el diario argentino Clarín, con la participación, además, de periodistas de las revistas América Economía y ENERGÍABolivia.

 

Es muy complicado ser competitivos en la producción de cátodos en esta región, pensando que hay que traer desde Asia casi el 80% (en volumen) de los otros componentes”

 

 
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