Tiene una estructura energética demasiado sesgada a la utilización del carbón y es el mayor contribuyente a las emisiones de dióxido de carbono por lo que el tema ambiental se habría transformado en un desafío político.

 

EDICIÓN 89 | 2020


Vesna Marinkovic U.

 

China es el principal consumidor de energía: es responsable de casi un cuarto del consumo global, dice Oswaldo Rosales en el libro el Sueño Chino, publicado este año por la CEPAL. Agrega que esto representa 30% más de energía que los Estados Unidos y prácticamente el doble de la Unión Europea, remarcando que también es el principal consumidor de carbón del mundo y, por ende, el mayor contribuyente a las emisiones de dióxido de carbono, causante central del calentamiento global.

 

“Lo que el cuadro uno muestra es una estructura energética demasiado sesgada a la utilización del carbón; un uso per cápita cercano al promedio mundial, pero menos de un tercio del consumo promedio del estadounidense y un 30% inferior al consumo europeo por habitante. Es decir, en términos per cápita, el consumo energético chino es más que moderado”, señala Rosales.

 

BAJA EFICIENCIA ENERGÉTICA

 

Hace notar que lo que sí llama poderosamente la atención es la baja eficiencia energética en la producción. “En efecto, dice, donde los Estados Unidos requieren 967 barriles de petróleo para generar un millón de producto y la Unión Europea, 640 barriles, China necesita utilizar 2103 barriles, es decir, más del doble de barriles que los Estados Unidos y más de tres veces que en la Unión Europea”, acotando que aquí es donde está el problema, es decir, en su baja eficiencia energética o, lo que es lo mismo, en la elevada intensidad energética del producto.

 

Rosales sostiene que esta elevada intensidad energética se explica por: la estructura del PIB, la matriz energética y la ineficiencia en el uso de la energía y explica que en la estructura del PIB, la industria manufacturera ha jugado un rol central, dado que ha crecido por décadas a dos dígitos; destacando en particular la industria pesada, que es muy intensiva en el uso de la energía. “Una economía con mayor peso del sector de servicios requeriría menos energía por unidad de producto y por eso es que el sentido de las reformas económicas va en la dirección correcta: menos manufactura y más servicios”, dice.

 

Afirma que en segundo lugar está la propia estructura energética, en la que el carbón responde por casi dos tercios del total de consumo energético y tres cuartos del consumo eléctrico. El tercer factor, según Rosales es la baja eficiencia en el uso de la energía, y sostiene que la explicación radica tanto en una mala política de precios aplicada a veces por los gobiernos locales para preservar la actividad económica y el empleo en actividades no competitivas como en el boom inmobiliario de los últimos quince años, en que no se cuidó ni el sellado ni la aislación de los edificios, que demandan un consumo elevado de energía en climas donde las temperaturas extremas obligan a un uso intenso del aire acondicionado o de la calefacción.

 

ACELERADA INDUSTRIALIZACIÓN

 

En este marco señala que la acelerada industrialización en un contexto de relajadas normas ambientales, uso intensivo de energía, básicamente anclada en el carbón, y elevada ineficiencia energética no podía sino dar por resultado un amplio arco de dramas ambientales, tales como polución del agua y del aire, desertificación y deforestación, que afectan la salud de los habitantes y las propias perspectivas de un crecimiento de largo plazo.

 

“Se estima que la contaminación, en diversos grados, afecta al 70% de los ríos y lagos chinos y al 50% de las aguas subterráneas; que 300 millones de residentes rurales están expuestos a agua no apta para el consumo humano; que dos tercios de las 660 ciudades más grandes enfrentan escasez de agua; que el 90% de los pastizales están erosionándose; que la desertificación afecta a un tercio de las tierras y que los humedales se han reducido en 60%”, precisa en una dramática relación de las consecuencias de una acelerada industrialización en uno de los países que apuesta a ser la nueva potencia mundial.

LO AMBIENTAL, UNA PRIORIDAD

 

Indica que por tanto no es extraño que las autoridades hayan otorgado mayor prioridad al tema ambiental en la agenda política. Recuerda que desde la primera ley de protección ambiental en 1979, más de cuarenta nuevas leyes y numerosos decretos han reforzado estas políticas de protección.

 

“El primer ministro Li Keqiang ha declarado la “guerra a la polución”, en tanto en abril de 2014 el partido endureció la legislación respectiva, en un intento de responsabilizar a las autoridades locales por “serios eventos ambientales” que ocurrieran en sus territorios”, subraya añadiendo que este es un cambio importante en la política de incentivos, pues significa que el desempeño de las autoridades locales y provinciales ya no será medido casi exclusivamente por el incremento del PIB, como era la norma no escrita que prevalecía en las evaluaciones del partido.

 

“…es posible, entonces, que en los próximos años China continúe experimentando nuevos avances ambientales…”

 

Asegura que ahora, junto con el PIB, se evaluará el cumplimiento de las metas ambientales previendo que probablemente esto constituya una de las reformas institucionales de mayor impacto en la protección medioambiental, con resultados que deberían reflejarse en los próximos años.

 

“La preocupación existe y las metas están definidas. Si bien no hay una evaluación precisa sobre el grado de cumplimiento de estos objetivos, información indirecta muestra que en efecto China ha conseguido avances importantes en la modificación de su matriz energética, y está desarrollando un liderazgo internacional en energías renovables no convencionales como la solar y la eólica”, remarca y agrega que en materia de eficiencia energética, los logros también existen, pero son menores en comparación.

 

GENERACIÓN HIDROELÉCTRICA

 

Refiere, en este contexto, que en la actualidad China es el principal generador de energía hidroeléctrica, geotérmica, eólica y solar en el mundo y es además el mayor productor de paneles solares y turbinas para energía eólica, precisando que a comienzos de 2017, el país anunció que invertiría 360 000 millones de dólares en energías renovables para 2020 y descartaría sus planes de construir 85 plantas energéticas de carbón.

 

En marzo, antes de anunciarse el COVID-19, las autoridades informaron que el país ya superaba los objetivos de energía, intensidad del uso de carbón y su proporción de fuentes de energía limpia, haciendo ver que, sin embargo, en el Congreso Popular Nacional, realizado en 2017, el primer ministro Li Keqiang informó que el uso de energía se redujo solo 5% en 2016

 

DESAFÍO POLÍTICO

 

Rosales afirma que en estas condiciones, el tema ambiental se ha transformado en un desafío político. Agrega que los frecuentes casos de crisis en la calidad del aire, la contaminación del agua y de los suelos se han transformado en los principales motivos de las movilizaciones ciudadanas y asegura que, en muchos casos, estas manifestaciones han conseguido la salida de los dirigentes locales y provinciales.

 

“El progreso en la reducción de la contaminación del aire es irregular, pues, si bien es cierto que las emisiones de dióxido de sulfuro (las que generan la lluvia ácida) vienen cayendo, la concentración de las partí- culas más pequeñas (PM2,5) crece. De allí que en septiembre de 2013 se haya puesto en práctica un plan para que las provincias costeras redujeran su emisión de estas partículas entre 15 y 25% para 2017”, dice.

 

Asimismo, agrega que Li Keqiang pregona de forma incansable que el objetivo de preservación ambiental es una de las principales prioridades del gobierno y que las autoridades han definido para el período 2015-2030 un plan de inversión de 6,4 billones de dólares (trillions estadounidenses) para mejorar la eficiencia energética, combustibles no fósiles y tecnologías bajas en carbón concluyendo en que es posible, entonces, que en los próximos años China continúe experimentando nuevos avances ambientales, los cuales necesita con urgencia crítica.

 

“… el país anunció que invertiría 360.000 millones de dólares en energías renovables para 2020”

Facebook
Twitter
LinkedIn
Energía Bolivia

FREE
VIEW