Francesco Zaratti y Roger Cortéz coincidieron en señalar que en Bolivia se está viviendo el último ciclo del gas, lo que obliga a repensar el actual modelo de desarrollo.

 

  EDICIÓN 102 | 2022


Elizabeth Riva Álvarez

 

El actual modelo de desarrollo basado en la explotación del gas natural se ha vuelto insostenible. El Gobierno está ante la necesidad de recurrir de manera decidida a las energías renovables para cubrir el déficit energético y la caída de ingresos por exportaciones que comienzan a afectar al país. Reducir la quema de gas en plantas estatales deficitarias, optimizar el uso de este recurso, reactivar la búsqueda de reservas y cambiar la matriz energética, son algunas de las tareas urgentes que se requieren para contrarrestar la crisis de los hidrocarburos. Esas y otras opiniones fueron expuestas por los analistas Francesco Zaratti y Roger Cortéz en el Coloquio: Situación de la industria de los hidrocarburos en Bolivia, organizado por la revista ENERGÍABolivia

 

Zaratti sostuvo que Bolivia se encuentra ante el “final del ciclo del gas”, situación que se da por el desgaste natural de los campos de producción y por “malas decisiones” del Gobierno, como la falta de inversiones para garantizar nuevas reservas. Advierte que con el gas que todavía tiene el país se debe promover una etapa de transición que facilite la adopción de energías alternativas, más que como una opción, como una necesidad urgente y talvez el único camino posible a seguir por ahora.

 

Cortéz por su parte dijo que el Gobierno debe reconocer que la industrialización de los hidrocarburos es una “ilusión falsa” que no solo no está aportando ingresos al país sino que representa una pérdida económica alta que suma día a día. Sostiene que se debe priorizar la exportación de gas, porque los precios internacionales representan una ventaja ante el consumo nacional, subvencionado, y que para abastecer al mercado interno se debe recurrir a la electricidad.

 

CONTEXTO INTERNACIONAL

 

Hay una decisión mundial de convertir las matrices energéticas hacia la electricidad para dejar de lado la quema de combustibles fósiles y así contrarrestar el calentamiento global. Los combustibles fósiles que provienen del petróleo y el gas, aún representan el 70 por ciento de la energía que se consume. Sin embargo, pese a la premisa de cambio de matriz energética, los países en general necesitan garantizar el suministro de energía y en eso el gas tiene un papel fundamental, para garantizar la transición. El gas es menos contaminante que el carbón, el diésel y la gasolina, y su valor para Bolivia es estratégico. “Tenemos esta dualidad; por un, lado hay una intención de discontinuar las energías no renovables, entre esas el gas, pero el gas también es privilegiado en el sentido que va a jugar un rol muy activo en la transición energética que se está dando a escala mundial”, apuntó el físico y analista Francesco Zaratti.

 

La pandemia ha desequilibrado el comercio del petróleo, particularmente dificultades en el transporte han hecho que el barril suba casi hasta 90 dólares lo que ha provocado un alza general del precio de la energía. A esto se suma la reducción de incentivos, en varios países de Europa y los problemas geopolíticos, como lo que ocurre en Ucrania, país de tránsito de grandes gasoductos que van desde Siberia hasta Europa. Todos esos problemas han hecho que la misma Comisión Europea esté preocupada por asegurar continuidad de suministro de energía, considerando incluso la energía nuclear, para hacer frente a un eventual corte de suministro. Esta situación está complicando la transición energética.

 

ENERGÍA, SALUD Y MEDIOAMBIENTE

 

Según el docente universitario e investigador Roger Cortéz, la situación presente se caracteriza por una novedad importante, respecto de todas las fases anteriores, y es que “pone de manifiesto la relación del todo con el todo”. En este caso citó tres aspectos: la energía, el medioambiente y la salud.

 

“El modelo de mercado, la economía prevaleciente en el planeta, está llevando a una crisis, a una catástrofe de carácter climático. En este triángulo lo que surge como elemento esencial es la incertidumbre, no sabemos, no tenemos idea de qué es lo que viene y a qué ritmo, eso es lo esencial de entender”, dijo. “El Gobierno no quiere reconocer lo que está pasando, tiene una ceguera absoluta. Exprime hasta el final, y de manera criminal, todos los recursos que se pueden extraer y no toma medidas serias para enmendar la situación que nos lleva hoy a una importación de 2 mil 100 millones de dólares en combustibles; dato publicado recientemente por YPFB, cierra los ojos a la vinculación de los aspectos energéticos, ambiental y de salud”, afirmó Cortéz.

 

ESTADO RENTISTA

 

Junto al fin del ciclo del gas, Bolivia también debe enfrentar la crisis del Estado rentista. “Esto debido a la política energética insana de los últimos 15 años que ha privilegiado la monetización de las reservas descubiertas previamente al gobierno del MAS y que han sido sobrexplotadas para generar ingresos extraordinarios que nunca antes se han tenido en la historia del país, sin un mínimo de sostenibilidad que debía darse con la reposición de esas reservas”, según Francesco Zaratti.

 

En este marco, agregó que el modelo actual de desarrollo, basado en la explotación de los recursos naturales, se está tornando “insostenible”.

 

“Entonces, entramos en un ciclo de profunda reflexión donde la transición energética es urgente, estamos obligados a ir hacia las energías renovables, pero con un Estado que ya no puede ser rentista, porque ya no hay rentas que puedan salir del gas y tampoco hay otro ciclo de esta magnitud que pueda dar al país esos ingresos”, dijo.

 

“Hay algunos que creen que deberíamos dejar de exportar gas y utilizarlo en el mercado interno, pero eso no tiene mucho sentido mientras haya subsidios y tengamos fuentes alternativas para generar electricidad para las minas, los autos, y domicilios, porque el gas vale mucho más exportado y va permitir hacer planes de transición energética y no podremos hacerlo derrochando el poco gas que nos queda; entonces, es también un tema de definición ideológica de si queremos gas para los bolivianos o energía para los bolivianos”. Afirmó.

RESERVAS

 

Concordando con lo expuesto por Zaratti, Roger Cortéz, dijo que hay poca o casi ninguna posibilidad de reponer las reservas de gas consumidas. “Se ha hecho un uso irracional de las reservas para mantener una matriz energética de generación eléctrica que depende en cerca del 80% o un poco menos de la quema de gas y esto no ha sido corregido en ningún momento”.

 

“Los informes dicen que estamos produciendo más del doble de la energía eléctrica que necesitamos y aunque el Gobierno diga lo contrario no hay manera de acceder a otros mercados externos con esa energía y seguimos quemando gas”, según Cortéz.

 

Agregó que: “En una situación como esta no se justifica que tengamos un excedente de producción (de electricidad) a expensas de la quema de gas que vendemos a las generadoras a un precio ínfimo frente al gas de exportación”. Cortéz discrepó con el planteamiento de que se necesitan más inversiones para explorar y producir el gas natural. En su criterio lo urgente es disminuir la quema de gas y corregir las desviaciones que existen actualmente en el uso de los recursos económicos del Estado que son destinados al sector de hidrocarburos.

 

“El modelo es perverso porque no solo se está quemando gas, sino que no tiene la posibilidad de reponer las reservas a breve plazo”. Asímismo, calificó de “innecesaria e irracional” la importación de diésel a gran costo para sostener el modelo denominado “Comunitario-productivo” que promueve la agroindustria, los agronegocios, los que en su criterio se benefician del tráfico ilegal de tierras.

 

“Se necesita un modelo de desarrollo alternativo, completamente distinto, que no siga quemando la fuente futura de la economía boliviana que es la sostenibilidad y la utilización de recursos, entre comillas renovables, y esto no es compatible con la quema, el tráfico de tierras, la invasión, la esterilización de tierras forestales; convirtiéndolas en agrícolas, todo esto es parte del modelo que incluye la falsa industrialización, que incluye un modelo energético que no debe sostenerse y un modelo de especulación de ilusiones de nuestra gente que debe terminar”, dijo Roger Cortéz.

 

…el gas continúa siendo la vedette del espectro energético nacional, como combustible de transición a un modelo más sostenible de generación de energía”

 

 

NUEVO MODELO

 

Ante la pregunta de ¿cómo lograr ese nuevo modelo de desarrollo que necesita el país?, los analistas dijeron que se debe cambiar la fórmula de “gas para los bolivianos” por “energía para los bolivianos”, incorporando decididamente las fuentes alternativas dirigidas a generar electricidad y cambiar de manera contundente la matriz energética; con menos uso de gas y más uso de energía eléctrica, producida con agua, sol y viento, en los hogares, el transporte y la industria.

 

En criterio de Zaratti, las hidroeléctricas son un factor clave en la transición, por los importantes afluentes que tiene el país y las montañas que permiten tener corrientes con potencia. Sin embargo, advierte que el Sistema Interconectado Nacional (SIN), no responde a las necesidades del país de distribuir la energía a nivel nacional, y que más bien ese sistema está muy regionalizado, lo que debe ser corregido, incluso para llegar a las minas que son las grandes consumidoras de diésel.

 

El marco jurídico, planteado por la Constitución Política del Estado es otro aspecto que dificulta las inversiones en hidrocarburos. “Se debe permitir que se genere una inversión constructiva a cambio de una utilidad razonable para quienes vienen a invertir en condiciones de riesgo”, según Zaratti.

 

Roger Cortéz considera que no es un problema de regulación ni de inversión, sino de realizar un uso correcto de los recursos económicos y del gas que tiene Bolivia, para generar un modelo que promueva la producción y la generación de electricidad con fuentes renovables, para remplazar el gas. Y producir alimentos sanos y ofrecer un turismo más fortalecido.

 

A modo de conclusión, el gas continúa siendo la vedette del espectro energético nacional; como combustible de transición a un modelo más sostenible de generacion de energía. El desafío parece estar en las decisiones político-ideológicas alrededor de su exploración y produccion en un contexto global empecinado en promover las renovables como solución a los problemas generados por el cambio climático.

 

“…un modelo energético que no debe sostenerse y un modelo de especulación de ilusiones de nuestra gente que debe terminar”

 

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