El Work Shop organizado por la Unidad de Postgrado de Ciencias Exactas y Tecnología UPCET de la UAGRM, sobre “Potencialidades de la minería en oriente boliviano”, visibilizó que la transición hacia las renovables está fortaleciendo la actividad minera a nivel global.

 

  EDICIÓN 97 | 2021


Vesna Marinkovic U.

 

El 90% de los paneles solares en el mundo está hecho de silicio, el material más utilizado para la fabricación de células fotovoltaicas. Se obtiene por reducción de la sílice y queda claro que el 98% del silicio industrial se obtiene del cuarzo de un filón mineral y no de la arena. También usan en menor cantidad: Cobre, Indio, Selenio, Cadmio y Telurio. Es decir, las energías renovables son altamente demandantes de combustibles fósiles pero también de minerales.

 

El que fuera ministro de Hidrocarburos en Bolivia, Álvaro Ríos Roca, admite que la materia prima para la generación con renovables proviene, de una u otra forma, de actividades mineras reconociendo que, en esta dinámica, se está transitando hacia una minería intensiva.

 

En su criterio, lo que está ocurriendo en la transición hacia las renovables es la migración; desde una explotación intensiva de hidrocarburos, hacia una explotación intensiva de minerales que, como el silicio, se convertirán en la materia prima indispensable para su producción.

 

En esta línea dijo que la Agencia Internacional de Energía (IEA por su sigla en inglés), manifestó que una turbina de 3,6MW, que suministra energía a 3.300 hogares medios de la Unión Europea, contendrá cerca de 29 Tn de cobre.

 

MATERIAS PRIMAS PARA BATERÍAS DE ALMACENAMIENTO

 

Al señalar que el desarrollo de las energías renovables está condicionado a reducir su intermitencia, remarcó que las baterías de almacenamiento reutilizables de Ion Litio y de vehículos, por ejemplo, requieren esencialmente 5 minerales como son: el litio, cobalto, níquel, manganeso y grafito.

 

Ríos también dijo que a estos 5 minerales se suma el Coltan; con sus propiedades de resistencia a altas temperaturas que lo hacen ideal para su uso en baterías y todo tipo de sistemas eléctricos.

 

EL COBRE, EL MEJOR CONDUCTOR

 

En el work shop denominado “Potencialidades de la minería del Oriente boliviano”, a cargo de la UPCET de la UAGRM, la ex autoridad dijo que el cobre es el mejor conductor de la electricidad y el calor, asegurando que el 60% del uso del cobre se destina a estas aplicaciones, también por su resistencia a la corrosión y flexibilidad.

 

“El cobre se utiliza en redes eléctricas de alta, media y baja tensión. El cobre, es necesario para el fortalecimiento de redes, cableado, inversores, transformadores, bobinas, conexiones a tierra y otros usos”, explicó Ríos visibilizando, si se quiere, el “lado oscuro” de las renovables.

 

Acotó, en este marco, que la implementación de la electro movilidad requiere reforzar redes eléctricas, incrementando también la demanda de cobre. “Chile, Perú y China son los principales productores del mundo”, anotó precisando que Bolivia también produce cobre pero en menor cantidad.

 

HIDRÓGENO

 

Más adelante Ríos afirmó que distribución del hidrógeno, cuando la tecnología se haya desarrollado, requerirá infraestructura similar a la del gas natural, remarcando que alguna infraestructura de gas podrá adecuarse. “Detonará la construcción de nuevos ductos de gas hidrógeno y crecerá la demanda de acero y aleaciones”, destacó como parte de una realidad ligada inobjetablemente a la minería intensiva.

 

En medio de varios expertos mineros, Ríos hizo notar que en esta dinámica se pasará de una extracción intensiva de hidrocarburos a una extracción intensiva de minerales, como sustento de la nueva tecnología para la habilitación de las energías renovables a nivel global.

 

De manera concluyente dijo que fabricación y optimización de baterías, refuerzo de sistemas eléctricos y fabricación de sistemas de generación fotovoltaicos y eólicos, permitirán alcanzar los objetivos de reemplazar las energías de fuentes fósiles altamente contaminantes, principalmente el carbón, con energías renovables e intermitentes.

 

“Acompañados por la generación a gas natural en el corto y mediano plazo, y el hidrógeno en el largo plazo, se espera el éxito de políticas internacionales de cuidado ambiental sin perjudicar las economías de los países, principalmente aquellos en desarrollo, ofreciendo energías limpias, pero, a costos accesibles”, puntualizó sin dejar de visibilizar los costos medioambientales de lo que supondría una minería intensiva.

 

MINERÍA EN LA CHIQUITANIA

 

Joaquín Zenteno, gerente general de la empresa minera Paititi, en el marco de su exposición sobre la “Experiencia minera en la zona chiquitana”, dejó en claro que lo que tradicionalmente se conoce como la mancha minera en el mapa de Bolivia, ha ido cambiando en virtud a la crisis de la minería en el occidente para establecerse en gran parte del oriente del país, especialmente en el departamento de Santa Cruz, con una producción importante de oro, plata y cobre, con altos niveles de demanda a nivel global.

 

…la producción del oriente minero ha comenzado a gravitar en la agenda de países de mayor desarrollo…”

 

Zenteno graficó las características de esta nueva realidad minera, a partir de las peculiaridades de la mina Don Mario y el proyecto EMIPA SA focalizado en un proyecto metalúrgico denominado los óxidos, creando no sólo nuevas regiones mineras, sino un nuevo modelo de explotación que tiene como técnica principal el tajo a cielo abierto y, a empresas nacionales fuertemente vinculadas con empresas transnacionales, como protagonistas importantes de esta actividad.

 

Dejó ver que la minería en las tierras bajas se sostiene en una política minera fuertemente ligada al tema medioambiental y de seguridad industrial; probablemente debido a que la misma se caracteriza por importantes niveles de contaminación, ampliamente criticados por activistas que señalan que la minería en el oriente “sólo busca la legalización de los mineros para que los mismos paguen impuestos, sin importar la contaminación.”

 

El gerente de la mina Paititi, en el precámbrico de la Chiquitanía, mostró la experiencia de un yacimiento minero acielo abierto como en efecto es la Mina Don Mario, paradigmática en este tipo de explotación. El experto, si bien reconoció que los niveles de conflictividad con los trabajadores no se asemeja a la minería de occidente, dijo que algunos aspectos de ese modelo minero están siendo trasladados a las tierras bajas como son, precisamente, los temas medioambientales y forestales.

 

“EMIPA SA está focalizada en un proyecto metalúrgico de los óxidos de manera rentable que tenemos planificado entre en producción en 2023”, dijo aclarando que, por el momento, la mina ha entrado en una suspensión de actividades de explotación a partir de 2019 como parte de la experiencia minera que se ha tenido en la zona del escudo precámbrico boliviano pero que para 2023 tiene planificada una importante producción de oro, plata y cobre, con un 99.9 % de alta pureza que coincide con las demandas del mercado internacional.

 

De acuerdo a esta oferta minera, la producción del oriente ha comenzado a gravitar en la agenda de países de mayor desarrollo, vinculadas precisamente a las energías renovables, como una promesa interesante de abastecimiento, especialmente a partir del alza en el precio de muchos minerales lo que ha determinando la proliferación de explotaciones mineras en esta región.

 

“…la minería en las tierras bajas se sostiene en una política minera fuertemente ligada al tema medioambiental y de seguridad industrial…”

Facebook
Twitter
LinkedIn
Energía Bolivia

FREE
VIEW