Bolivia, un país tradicionalmente productor de gas, ha comenzado a tener problemas. Algunos expertos hablan incluso de un colapso en el sector, producto fundamentalmente de políticas regulatorias que limitaron y limitan la inversión… Bolivia, un país tradicionalmente productor de gas, ha comenzado a tener problemas. Algunos expertos hablan incluso de un colapso en el sector, producto fundamentalmente de políticas regulatorias que limitaron y limitan la inversión…

 

EDICIÓN 94 | 2021


Raúl Serrano

 

En la peor pandemia del Siglo XXI, la industria de los hidrocarburos en Bolivia atraviesa probablemente por uno de sus momentos más críticos. Aunque no siempre pudo considerarse un buen negociador; durante casi 15 años mantuvo un perfil rutilante en el mundo energético como abastecer regional de gas natural a Brasil y Argentina; tenía a su favor reservas razonables, precios altos de las materias primas y una demanda significativa de ambos países.

 

En mayo de 2006 la regulación derivada de su política hidrocarburífera, traducida en el Decreto 28701 de Nacionalización del sector, dispuso el control y dirección de la cadena de hidrocarburos a cargo del Estado; la recuperación de las empresas capitalizadas y privatizadas; la refundación de YPFB para que opere en toda la cadena de hidrocarburos, y; la industrialización del Gas Natural para superar el modelo de satisfacción precaria en el suministro del mercado interno de hidrocarburos y el privilegio de la exportación de materias primas a cargo de empresas privadas, como refiere la Estrategia Boliviana de Hidrocarburos.

 

NO HA DADO LOS RESULTADOS ESPERADOS

 

Al momento, esta normativa, acicalada por la pandemia, parece estar cobrándole factura al país: algunos expertos del sector señalan que los campos más importantes como San Alberto y Margarita, están en declinación y que la escasa exploración convencional llevada a cabo en el país no ha dado los resultados que se esperaban.

 

En este marco, la apuesta de ser el centro energético regional parece diluirse aunque Bolivia no deja de estar en el centro del interés mundial como abastecedor estratégico de recursos naturales; especialmente gas, petróleo, agua y, últimamente, litio. La lógica de dinamizar la economía a partir del gas natural y reducir la factura de gastos energéticos en los diferentes sectores, parece estar, en statu quo, al menos por ahora.

 

Desde dentro de la industria de los hidrocarburos, la lectura de algunos expertos también es pesimista; hasta se habla de que en poco tiempo el sector podría “colapsar”, especialmente porque “nada cambia, nada se mueve”. Arguyen que las reglas de juego continúan siendo las mismas que en los casi 15 años del régimen de Morales, imposibilitando la inversión en exploración, en plena crisis global.

 

COMPLEJA REGULACIÓN

 

“Si durante el tiempo de los precios altos de las materias primas no se pudo atraer inversión a Bolivia debido a la compleja regulación del sector, en esta situación de crisis global y con los precios bajos de las materias primas, la situación es aun más complicada”, señalaron a ENERGÍABolivia.

 

Gastón Mejía, con una larga trayectoria dentro del sector energético opina que la producción de Gas en Bolivia se redujo de 20,5 millones de metros cúbicos en el año 2015 a 14,7 millones de metros cúbicos de gas en el año 2020 y, que si no hay nuevos campos productores de gas en operación, para el 2025 esta cifra se reducirá a 10 millones de metros cúbicos.

 

SE FUNDEN O SE VANSE FUNDEN O SE VAN

 

Hacia el final del ciclo de Evo Morales, en 2019, la ralentización del sector había comenzado a visibilizarse, pese al entusiasmo de algunas autoridades. A inicios de 2020, durante el gobierno de Jeanine Añez y con el agravante de la crisis política y la pandemia, la situación no logró ser superada al punto que al momento algunos considera que “o las compañías petroleras se funden o se van.”

 

Hasta donde se sabe, algunas empresas de servicios petroleros han comenzado a levantar anclas y la impresión es que esto complejiza aun más la situación del sector, para efectos de una eventual reactivación de la economía nacional.

 

La fuente consultada y que prefirió el anonimato dijo que es urgente realizar reformas estructurales en el sector y que, además, es urgente contar con un plan para salir adelante como país. “Nos proponemos desarrollar algún sector particular de nuestra economía o nos prestamos plata de afuera para reactivarlo pero es urgente contar con un norte”, acotó.

 

“Bolivia tiene reservas de gas, pero lo que no hay es reposición de reservas porque no hay actividad exploratoria y eso responde a una ecuación económica”, dijo al remarcar que todo este tiempo no hubo exploración intensiva y que al momento el panorama se complejiza asegurando que el país debe decidir su futuro económico a la brevedad posible.

 

“El gobierno está interesado en hacer cosas, pero si no se cambian las condiciones para hacer inversión en Bolivia, todo seguirá igual”, afirmó dando a entender que la normativa dirigida a beneficiar solamente al Estado, no ha funcionado por lo menos hasta ahora.

 

OPTIMISMO

 

Con todo, el presidente de YPFB Corporación, Wilson Zelaya, dijo optimista en marzo que el plan de inversión para esta gestión es de $us 788.78 MM asegurando que de este monto más del 50% será para exploración.

 

“Se ha trabajado en la elaboración de un plan exploratorio que permitirá incrementar la inversión en esta actividad, en más de $us 400 millones. Hemos decidido que YPFB desarrolle proyectos exploratorios de manera directa, en este año incorporaremos, por lo menos, ocho nuevos proyectos que se encuentran en diseño por el equipo técnico de la empresa; entre ellos, se encuentra la perforación de los pozos: Yarará X2, Yope X1, Las Delicias X1, Irenda X2, Chane X1 y un proyecto de sísmica 3D en Yarará que nos permitirá delimitar con mayor precisión el potencial petrolero en el área (…)”, anunció Zelaya al periódico La Razón.

 

Según la ANYPFB, la autoridad también resaltó que la firma de la quinta adenda, para la exportación de gas natural a la Argentina, generará a Bolivia un ingreso de por lo menos $us 820 millones, justo cuando desde fuera del Gobierno se viene señalando insistentemente en una suerte de “desintegración” entre Bolivia, Argentina y Brasil, a partir de los cambios emergentes en la compra y venta de gas natural boliviano.

 

La situación del intercambio gasífero entre Bolivia y sus mercados “cautivos” como al parecer siguen siendo Argentina y Brasil, se ha complejizado por distintas razones: Brasil atraviesa por una desrregulación de su mercado energético que ha puesto a los privados a negociar con el Estado boliviano, rompiendo el monopolio de Petrobras, mientras estos han comenzado a demandar menores volúmenes de gas y a precios más bajos, en plena pandemia.

 

Si bien se advierte que la necesidad de este combustible sigue siendo indispensable para el gigante brasilero, las cosas han cambiado, lo mismo que para Argentina que siempre ha demandado gas boliviano a mejor precio pero con dificultades a la hora de honrar sus compromisos de pago.

 

El ex ministro de hidrocarburos, Álvaro Ríos dice que hasta finales del año 2019 aun se tenía una visión positiva sobre la ecuación gasífera en el Cono Sur y hasta se avizoraba un posible superávit de producción de gas natural hacia el 2025; contando no solo las reservas de Bolivia, sino principalmente las de Vaca Muerta en Argentina y el Presal de Brasil; lamentando que, al momento, todo esto haya terminado en una especie de “desintegración” de los acuerdos comerciales de estos tres países, vinculados a la compra-venta de este energético.

 

“Todo indica que la integración entre los tres países está fracasando y vamos camino a importar ingentes cantidades de GNL en todo Cono Sur, principalmente a Brasil”, dice Ríos en parte saliente de su análisis.

 

Por el momento, Bolivia supera los diez y medio millones de habitantes distribuidos en un territorio de un millón 98 mil 581 kilómetros cuadrados, en el centro de Sudamérica. La meta de convertirse en el centro energético regional se mantiene como tarea pendiente mientras continua en agenda la reactivación de las inversiones en exploración en el total del área con potencial hidrocarburífero nacional para incrementar las reservas nacionales. Sin embargo, después de mucho tiempo, hay inquietud en el sector e incertidumbres que parecen haberse agravado por la crisis derivada de la pandemia.

 

“Todo indica que la integración entre los tres países está fracasando y vamos camino a importar ingentes cantidades de GNL…”

 


 

…la exportación de gas natural a la Argentina, generará a Bolivia un ingreso de por lo menos $us 820 millones…”

Fuente: Estrategia Boliviana de Hidrocarburos

Facebook
Twitter
LinkedIn
Energía Bolivia

FREE
VIEW