La modernización de la infraestructura con miras a una industrialización sostenible, meta 9.4 de los ODS tiene, en América Latina y el Caribe, avances modestos, según la CEPAL.

EDICIÓN 120 | 2023

ENERGÍABolivia

La CEPAL arranca señalando que la región se encamina positivamente al cumplimiento de la meta 9.4, de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que se refiere a la mejora de las infraestructuras y la adaptación de las industrias para que sean más sostenibles, remarcando que el cambio climático y la acumulación de gases de efecto invernadero están vinculados a la revolución industrial, sin embargo, no deja de reconocer que este proceso está lejos de ser exitoso en la región.

Señala que la concentración de emisiones de dióxido de carbono pasó de 278 partes por millón (ppm) en el período preindustrial a 417,2 ppm en 2022 (NOAA, 2022), agregando que para la mitigación del cambio climático y la adaptación a sus efectos se requieren nuevos modelos productivos y soluciones innovadoras a fin de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

En esta línea refiere que el sector manufacturero ha estado tendencialmente caracterizado por una alta intensidad energética y de emisiones de CO2. “Por ello, es fundamental vincular las estrategias de industrialización y desarrollo productivo a las estrategias de transición energética y de sostenibilidad, así como desacoplar el binomio desarrollo productivo-intensidad energética y de dióxido de carbono”, dice.

MEJORAS MARGINALES

La intensidad de emisiones de dióxido de carbono de la industria manufacturera de América Latina y el Caribe, medida en emisiones de CO2 por unidad de valor agregado manufacturero (indicador 9.4.1), se ha mantenido constante y con una ligera tendencia a la baja entre 2000 y 2019 (véase Gráfico 1).

En efecto, en la región, el valor de 0,319 kg/dólar registrado en 2019 fue solo un 26% más bajo que el valor de 2000, lo que significa que, a lo largo de las últimas dos décadas, la región ha presentado mejoras marginales en la eficiencia de dióxido de carbono de sus procesos industriales.

Asegura que otras regiones del mundo han mostrado avances más significativos; por ejemplo, remarca que a principios de la década de 2000, Asia tenía un nivel de emisiones por unidad de valor agregado manufacturero de 0,902 kg/ dólar, pero hace notar que en los últimos 20 años logró una mejora significativa y alcanzó los 0,615 kg/dólar en 2019.

LA EFICIENCIA ENERGÉTICA

El documento de la CEPAL denominado “América Latina y el Caribe en la mitad del camino hacia 2030, avances y propuestas de aceleración”, indica que en la región la eficiencia energética del sector industrial, definida como el valor agregado que es posible generar con una unidad de energía, se ha mantenido prácticamente constante a lo largo de las últimas dos décadas.

En el gráfico 2 se muestra que en los Estados Unidos, en cambio, la eficiencia energética manufacturera ha mejorado significativamente, debido a la incorporación de nuevas tecnologías y a la diversificación productiva hacia actividades menos intensivas en energía y, en particular, servicios intensivos en conocimiento.

Acota que en 2019, los Estados Unidos fueron responsables del patentamiento del 20% del total de las nuevas tecnologías medioambientales precisando que el desempeño de América Latina y el Caribe se debe principalmente a la composición de la estructura productiva y a la importancia relativa de los sectores manufactureros intensivos en energía, como es el caso de las ramas manufactureras basadas en recursos naturales.

Finalmente, resalta la importancia que tiene la alineación de la infraestructura energética y del transporte para reducir las emisiones de dióxido de carbono, remarcando que el transporte es el mayor contribuyente a las emisiones de CO2 en América Latina.

PRONÓSTICO NEGATIVO

 

Hace notar que según estimaciones de la Agencia Internacional de Energía (AIE), en Centroamérica y América del Sur, de mantener los países el actual escenario de políticas, las emisiones de CO2 por unidad de PIB aumentarán de 420 millones de toneladas en 2019 a 435 millones de toneladas en 2025, tendencia opuesta a la requerida para mitigar el cambio climático.

 

“…la creciente tendencia a la producción de hidrógeno verde en los puertos es una alternativa sostenible que los países de la región deben valorar.”

 

 

En este marco, señala que la infraestructura sostenible y sus servicios deben contribuir a la reducción de emisiones de GEI y, por lo tanto, deben considerar la brecha que existe entre las necesidades de transporte y la necesidad de reducir su impacto ambiental, mientras gran parte de la región no logra superar la mayoría de los problemas estructurales que mantiene sus niveles de pobreza y lejanía contundente de los ODS.

 

De esta forma pasa a sostener que la creciente tendencia a la producción de hidrógeno verde en los puertos es una alternativa sostenible que los países de la región deben valorar. “A diferencia de otras fuentes de energía limpia, el hidrógeno verde puede exportarse a otros países, lo que significa que los países de la región deben seguir avanzando en la generación de alternativas técnicas para su almacenaje y transporte”, asegura.

 

Concluye señalando que, “en términos generales, se puede concluir que, si bien se han observado avances, estos son modestos y se deben hacer mayores esfuerzos para modernizar y reconvertir las industrias de la región y alinearlas con la vanguardia tecnológica, de manera de impulsar procesos industriales limpios y ambientalmente racionales.”

 

…se deben hacer mayores esfuerzos para modernizar y reconvertir las industrias de la región y alinearlas con la vanguardia tecnológica…”

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