En medio de la pandemia más compleja de la historia de la humanidad, la forma en la que los países buscan garantizar su seguridad energética sigue dependiendo de una variedad de factores. El cómo asegurar recursos energéticos, abastecimiento permanente y precios, no ha dejado de ser una preocupación puntual de los países a nivel global.

  EDICIÓN 102 | 2022


ENERGÍABolivia

Un estudio de Víctor Rodríguez Padilla, publicado por la CEPAL sostiene que por su naturaleza multidimensional, no existe una definición única para el término de “seguridad energética”, aunque según la Agencia Internacional de Energía (EIA), la seguridad energética es la disponibilidad ininterrumpida de fuentes de energía a un precio asequible Según Rodríguez Padilla, el término se empieza a utilizar en la primera mitad del siglo XX, en el marco de problemas de defensa de la soberanía y la geopolítica, asociado al suministro de combustibles para las fuerzas armadas. Posteriormente, agrega que la preocupación se traslada de lo militar a lo civil, al suministro de petróleo para dar movilidad a personas y mercancías en una época de rápido crecimiento económico, donde los derivados del petróleo se posicionan en el primer lugar en el consumo de energía de las naciones.

“Desde el punto de vista geopolítico, la pregunta central de esa literatura es quién controla los recursos energéticos y a través de qué mecanismos”, aclara destacando que el enfoque geopolítico privilegia tanto la geografía de los recursos y las rutas de acceso, como el análisis de fuerzas y los equilibrios de poder. Precisa que un enfoque un tanto distinto es el que concentra la atención en las instituciones y los regímenes de gobernanza global, incluyendo el mercado internacional.

INSUFICIENTE

Agrega que en las últimas décadas, el enfoque geopolítico de la seguridad energética comenzó a ser insuficiente para alertar sobre amenazas de naturaleza distinta, de ahí la aparición de análisis basado ya no en la geopolítica sino en las ciencias naturales, la ingeniería y la economía.

Refiere que esa nueva línea de pensamiento ha contribuido a los debates sobre seguridad energética con dos ideas motoras: la primera es la existencia de límites globales, la segunda es la vulnerabilidad de los sistemas técnicos complejos.

Hace notar que la creciente complejidad de los sistemas energéticos ha estado acompañada desde la segunda mitad del siglo XX con más y mayores riesgos, incluyendo los de corto plazo en la modalidad de fallas técnicas, sabotajes, atentados, así como fenómenos naturales (huracanes, tormentas, tornados, tsunamis, inundaciones, terremotos, entre otros). Precisa que esa nueva vía de análisis no busca saber quién controla los sistemas energéticos sino qué tan vulnerables son técnicamente hablando.

TERCERA LÍNEA DE REFLEXIÓN

Según Padilla, una tercera línea de reflexión sobre la seguridad energética se desarrolló en el contexto de la liberalización del comercio y la inversión durante la última década del siglo XX.

“En un ambiente de mercado la cuestión de la seguridad entra en conflicto con las metas de rentabilidad del capital privado. La seguridad cuesta, de ahí que no pocas veces se prefiera correr el riesgo. Este enfoque económico también es distinto al enfoque de ingeniería que consiste en garantizar la seguridad energética mediante técnicas de planeación”, anota.

 

“…a corto plazo la preocupación se centra en la capacidad del sistema energético para responder a desequilibrios entre la oferta y la demanda que causan daños económicos y sociales…”

 

 

En este marco, señala que la soberanía, la robustez y la resiliencia son tres perspectivas de la seguridad energética y agrega que las tres perspectivas tienen sus raíces en las ciencias políticas (la perspectiva de soberanía), las ciencias naturales e ingeniería (la perspectiva de robustez) y las ciencias económicas (perspectivas de resiliencia).

 

Para Padilla las tres difieren en la detección de las amenazas que pesan sobre la seguridad energética y las estrategias de respuesta. Considera que la necesidad de tomar en cuenta las fallas de los sistemas técnicos, los límites globales, así como el papel de los mercados y las inversiones, han motivado la incorporación de las ciencias naturales, la ingeniería y la economía en la reflexión sobre la seguridad energética.

 

En este maraco recomienda que el estudio y las políticas de seguridad energética deben tomar en cuenta el sistema energético en su conjunto y no solo alguno de sus componentes. “Los retos deben resolverse simultáneamente en lugar de uno por uno”, afirma.

 

DIFERENTES MODELOS

 

Padilla indica que existen diferentes modelos para cuantificar la seguridad energética, ver las dimensiones e instrumentos que se utilizan para evaluar la seguridad energética, así como los diferentes indicadores que se utilizan para cuantificar la seguridad energética.

 

“En la literatura existen numerosas propuestas, sin embargo, debe tenerse presente que todos los modelos de seguridad energética requieren esfuerzo especial para la ponderación e interpretación de resultados. Por ejemplo, la gobernanza, así como los factores institucionales y de inversión son sin duda importantes para la seguridad energética, sin embargo, no son cuantificables fácilmente”, observa.

 

Entre muchas reflexiones, resalta la voluntad para abordar los retos de la seguridad energética en conjunción con otros temas como el acceso universal a formas de energía modernas y la transición energética para contaminar menos y reducir los gases de efecto invernadero.

 

Considera que es fundamental orientar el curso de acción con visión anticipatoria, consenso político y tomando en cuenta la singularidad energética de cada uno de los países. Señala que también es necesario dimensionar y valorar factores económicos importantes, entre ellos, la disponibilidad de recursos naturales, los compromisos internacionales asumidos tanto por los gobiernos como por el sector privado, así como la competitividad de la economía.

 

El estudio resalta que a largo plazo la preocupación de los Estados reside en las inversiones suficientes y oportunas que se requieren para suministrar energía de acuerdo con la evolución de la demanda; mientras que a corto plazo la preocupación se centra en la capacidad del sistema energético para responder a desequilibrios entre la oferta y la demanda que causan daños económicos y sociales, ya sea por indisponibilidad física o precios excesivos o volátiles.

 

…todos los modelos de seguridad energética requieren esfuerzo especial para la ponderación e interpretación de resultados”

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