EDICIÓN 83 | 2020

Vesna Marinkovic U.

 

El entrevistado sostiene que esto se debe a que los países no suelen dejar la seguridad de funcionamiento de sus sistemas productivos en manos de otros; y que, en todo caso, correspondería hablar de intercambios de electricidad, diarios o estacionales…

 

1La propagación del COVID-19 está incrementado la presión a los sis temas de servicios públicos como la energía, fundamental en la batalla contra esta pandemia, en este marco, ¿considera importante reforzar los sistemas eléctricos con medidas que permitan al gobierno afrontar los desafíos de esta crisis?

 

Contrariamente a lo que podría pensarse, la pandemia no ha incrementado la presión sobre el sistema eléctrico (generación, transmisión y distribución), a pesar de que la gente se encuentra más tiempo en sus casas, haciendo uso de los diferentes electrodomésticos. En este tiempo de pandemia, el consumo de energía eléctrica en general ha disminuido, del análisis de los datos disponibles en el portal del Comité Nacional de Despacho de Carga (CNDC), en aproximadamente un 20% de demanda máxima y alrededor del 30% en energía, y ello se debe principalmente a que en este tiempo las actividades productivas, comerciales y del sector público se han reducido significativamente.

 

Por tanto, se puede afirmar que desde el punto de vista del sistema eléctrico boliviano, la pandemia ha significado una contracción de la demanda y de los ingresos del sector, a esto debe sumarse que, de acuerdo al decreto supremo Nro 4206, los pagos por servicio eléctrico de los consumidores de la categoría domiciliaria en diferentes niveles se han reducido. Sin embargo, es importante hacer notar, que el sector eléctrico boliviano ha mantenido los niveles de confiabilidad y seguridad del suministro y con ello se ha garantizado que las diferentes acciones de lucha contra el COVID-19, principalmente en los hospitales no presente riesgo de cortes.

 

2Cuales deberían ser las medidas estrictamente coyunturales, que debería asumir el sector para enfrentar la actual crisis sanitaria y económica en Bolivia?

 

En esta coyuntura (crisis sanitaria), la acción más importante es la de mantener el servicio de energía eléctrica con la mayor confiabilidad posible, evitando cortes en cualquiera de los 3 niveles de la industria eléctrica, para ello el sistema cuenta con una reserva importante.

 

Pero si hablamos de la crisis económica que se ve amplificada por la crisis sanitaria, el rol del sector será fundamental, ya que será necesario generar más empleos e incrementar las actividades económicas y para ello la electricidad debe cumplir su rol, siendo el vector más importante del desarrollo.

 

3Un gobierno de transición como el que tenemos en Bolivia, estará limitado para tomar medidas integrales y fundamentales en el sector eléctrico del país como, por ejemplo, promulgar una nueva ley para el sector?

 

Una nueva Ley de Electricidad es muy necesaria, la Ley Nro 1604 data de 1994, cuando el sector tenía otras características, son más de 25 años, se han dado avances tecnológicos importantes y de reconfiguración de agentes, pero solamente se han colocado parches. Considero que es necesario contar con una nueva Ley, pero la actual coyuntura no es la más propicia, para promulgar un instrumento normativo de esta naturaleza, se deben alcanzar pactos políticos y sociales, especialmente este último aspecto es importante para el sector, ya que un tema pendiente es el referido a la fijación de precios reales (o próximos a este) de la electricidad, de esta manera se garantizará la sostenibilidad de la industria eléctrica boliviana.

 

… la pandemia ha significado una contracción de la demanda y de los ingresos del sector…”

 


4Considera que en Bolivia tenemos un sector eléctrico con sostenibilidad financiera como para enfrentar desafíos futuros?

 

Como mencionaba antes, la sostenibilidad del sector eléctrico boliviano está altamente comprometida, debido a la distorsión de precios originados a por los subsidios actuales al gas natural usado para generar casi el 70% de la electricidad que consumimos en el país.

 

Esta distorsión afecta en los tiempos de repago de las nuevas centrales hidroeléctricas que se vienen construyendo o en las centrales de energías renovables (solar y eólica principalmente), que no pueden competir con los bajos precios del gas.

 

Por otro lado, los subsidios al gas desincentivan la implementación de medidas de ahorro que bien podrían generar excedentes de gas natural para exportación, donde el precio del combustible es mayor, lo que permitiría al país obtener más ingresos que hoy por hoy son muy necesarios.

 

5En este momento en el país se habla de un desequilibrio entre oferta y demanda de electricidad, es decir, que tenemos como pocas veces mayor oferta y, ahora, con la pandemia, una reducción de la demanda, ¿qué problemas o ventajas trae esta situación?

 

Este desequilibrio entre oferta y demanda, que en estos dos meses de cuarentena se ha visto incrementado, es una oportunidad para consolidar algunas posibilidades de exportación que se estaba negociando, especialmente con la Argentina, al menos para no tener inversiones paradas.

 

Pero por otro lado, también es necesario ver al interior del país y promover usos no tradicionales de la electricidad como la siderúrgica que entrará en operación en Santa Cruz o el incentivo a un mayor uso de electricidad para el transporte (electromovilidad), como es el caso del tren metropolitano de Cochabamba o el teleférico de La Paz. Será importante promover un mayor uso de la electricidad, pero de forma más eficiente, en sectores que apoyen a la generación de empleos.

 

6Una de las ventajas podría ser la exportación de electricidad a países vecinos pero, ¿hay institucionalidad en este momento para iniciar esas gestiones y, además, hay infraestructura? ¿de haberlas, esto incidiría significativamente en la economía del país?

 

En los últimos años se ha escuchado bastante sobre la exportación de electricidad como una respuesta del país contra la reducción de ingresos por la venta de gas natural, ya sea por el bajón de precios del petróleo o por la reducción de la demanda de gas natural en Argentina y Brasil, lamentablemente, esta aparente solución no es cierta, ya que el concepto de país exportador de electricidad no existe o está restringido a muy pocos en el mundo, debido a que los países no suelen dejar la seguridad de funcionamiento de sus sistemas productivos en manos de otros.

 

El concepto que se aplica en este caso, especialmente en Europa, es el de los intercambios de electricidad, sean estos diarios o estacionales, que significa que en determinados momentos se vendería electricidad, pero en otros se compraría.

 

Considero que vender electricidad o mejor intercambiar electricidad con nuestros vecinos no incidirá significativamente en la economía del país como lo hacía la exportación de gas, pero además afectará de manera significativa a los ecosistemas donde se implementen las mega represas represas.

 

…vender electricidad o mejor intercambiar electricidad con nuestros vecinos no incidirá significativamente en la economía…”

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