La CEPAL indica que el conflicto entre Rusia y Ucrania puede impulsar la transición energética, acelerando la adopción de fuentes renovables, o bien retrasarla en los países productores de combustibles fósiles

 

EDICIÓN 107 | 2022

CEPAL

 

Para acelerar la transformación energética, la CEPAL recomienda: i) aumentar la participación de las energías renovables en la matriz energética, ii) universalizar el acceso a la electricidad basada en fuentes renovables, iii) aumentar la eficiencia energética en todos los sectores económicos, hogares e instituciones, iv) fortalecer la complementariedad y la integración energética entre países para aprovechar economías de escala y v) avanzar en la consecución de la seguridad energética regional y la resiliencia energética ante choques externos.

 

Señala que, como consecuencia de la guerra, han aumentado significativamente los precios de los combustibles fósiles, y asegura que las energías renovables se hacen aún más competitivas, en un contexto en que los costos de producción de las tecnologías de fuentes renovables han ido disminuyendo de manera constante. Aunque represente una oportunidad para acelerar la transición energética, esta condición de mercado no es suficiente.

 

SUMINISTRO DE ENERGÍA

 

Asimismo, indica que en 2020, el 30% del suministro de energía primaria de la región provino de fuentes renovables, mientras que el promedio mundial era solo del 13%. La matriz de generación eléctrica regional es aún más baja en carbono, ya que el 61% correspondía a fuentes renovables en 2020 (un 75% es hidroeléctrica y un 25% es solar, eólica, de biomasa o geotérmica), aunque la región es muy heterogénea en este aspecto (véase el gráfico 1).

 

Hace notar que si bien la región en su conjunto es un poco más resiliente, la dependencia estructural de los combustibles fósiles para las actividades económicas hace que la mayoría de los países sean vulnerables a los choques de oferta, aun cuando algunos países ricos en combustibles fósiles se beneficiarán del aumento de los ingresos a corto plazo.

 

PRECIOS

 

Indica que en América Latina y el Caribe, los mayores precios de los combustibles fósiles tendrán un impacto en los precios de la electricidad que será menor que en otras regiones, debido a la mayor participación de las energías renovables en su matriz eléctrica. “Como se ha hecho en México, los países productores de petróleo de la región probablemente subsidiarán la termoelectricidad para que el aumento del precio del petróleo no se traslade a las cuentas eléctricas; algunos podrán hacerlo para todas las tarifas, mientras que otros subsidiarían de manera focalizada para beneficiar solo a los grupos de población más vulnerables”, dice.

 

Destaca que es importante preocuparse por algunos países de la región que dependen del petróleo y el gas natural para generar electricidad y para la industria y el transporte, pues se verán afectados. Además, agrega, que los países importadores netos de combustibles fósiles seguramente enfrentarán más dificultades para controlar las tasas de inflación, que disminuyen el poder adquisitivo de los quintiles más pobres.

 

TRANSICIÓN

 

Hace notar que dado que la transición hacia las energías renovables requiere tiempo y una transformación sistémica a fin de construir el ecosistema adecuado para aprovecharla, impulsar su aceleración en el contexto de los precios más altos de los combustibles fósiles puede resultar difícil a corto plazo, particularmente en los países productores de petróleo y gas, que se beneficiarán de mayores ingresos durante algún tiempo.

 

El conflicto puede impulsar la transición energética, acelerando la adopción de fuentes renovables, o bien retrasarla en los países productores de combustibles fósiles, que podrán atraer inversiones y generar ingresos adicionales debido a los precios más elevados. Estos ingresos podrían invertirse en infraestructura, estímulos y tecnologías renovables.

 

Considera que la aceleración o el retraso de la transición energética dependerá de: i) la duración del conflicto; ii) el éxito de las iniciativas de uso de reservas estratégicas, como las de los Estados Unidos, o de aumento de la producción de petróleo y gas natural; iii) el balance energético de cada país (exportador o importador neto de hidrocarburos), y iv) la estructura productiva de cada país.

 

En los países que son importadores netos de combustibles fósiles, la situación ocasionada por la guerra debería redundar en un fuerte impulso a la transición hacia las energías renovables, mediante políticas públicas, inversiones e instrumentos innovadores.

 

NUEVOS EMPLEOS E INGRESOS VERDES

 

La CEPAL ha mostrado que es necesario, así como económica y socialmente factible, generar nuevos empleos e ingresos verdes en el camino hacia la neutralidad en carbono, estableciendo una integración energética regional más sólida. Esta, a su vez, se retroalimentaría positivamente con la recuperación económica y la seguridad energética y alimentaria.

 

 

LOS NUEVOS ESCENARIOS GEOPOLÍTICOS

 

Según CEPAL la factibilidad de las propuestas presentadas dependerá en gran medida de la forma que adopten las relaciones internacionales, que oscilarán entre un multilateralismo limitado, varios modelos de regionalismo e incluso bilateralismo.

 

Afirma, en este marco, que la ruptura del modelo de globalización puede llevar a diferentes configuraciones regionales que determinarán muchas de sus políticas sobre la base de objetivos de soberanía o seguridad en materia de defensa, energía, alimentos y sectores industriales clave, desde los de más alta tecnología hasta algunos de insumos de amplio uso, como los fertilizantes.

 

Destaca que en la medida en que tomen forma nuevas configuraciones de países, como, por ejemplo, una “nueva globalización” centrada en una renovada articulación entre los Estados Unidos y la Unión Europea, o la implementación de la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China, la región no puede continuar actuando de manera fragmentada.

 

“Ir más allá de la fragmentación implica, por un lado, aumentar la confianza en las instituciones nacionales (de por sí muy baja en la región) y solucionar los problemas de gobernabilidad interna, por ejemplo, de gobiernos con insuficiente peso en los parlamentos para adoptar medidas importantes”, anota y agrega que, por otro lado, esto implica aumentar el papel de la articulación regional en las respuestas a la crisis.

 

“Para superar la práctica de responder unilateralmente a los eventos globales, se debe avanzar en la formulación e implementación de respuestas de la región en su conjunto o de los bloques de integración”, remarcando la tendencia de varios organismos multilaterales de apuntalar la integración en la región, fundamentalmente alrededor de sus recursos naturales.

 

Concluye señalando que el actual conflicto ha acentuado la tendencia a una mayor regionalización del comercio y de la producción que se observa desde hace algunos años a nivel mundial. “La región no puede sustraerse a esta tendencia, mediante la cual los países buscan una mayor autonomía estratégica en el abastecimiento de productos e insumos clave. La coyuntura constituye, pues, una nueva oportunidad para dinamizar el proyecto de la integración regional, poniendo en el centro la generación de cadenas productivas intrarregionales que reduzcan la excesiva dependencia de proveedores de fuera de la región”, remarca.

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