Las economías exportadoras de hidrocarburos serán las más golpeadas y la subregión más perjudicada será América del Sur, cuyos términos de intercambio disminuirán casi un 8%…

 

  EDICIÓN 87 | 2020


ENERGÍABolivia

 

Según un último estudio de la CEPAL, la caída de la economía mundial y la disminución de la demanda agregada han afectado negativamente a los países de América Latina y el Caribe. En general, afirma que la pandemia de COVID-19 ha llevado a la economía mundial a la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, mientras se registra el mayor porcentaje de países que experimentan una recesión de manera simultánea (90%) desde que se tienen estimaciones. En este marco proyecta una caída del 5,2% del PIB mundial, de un 7% en el caso de economías desarrolladas y un 1,6% en el caso de las emergentes.

 

El Estudio Económico de América Latina y el Caribe, principales condicionantes de las políticas fiscal y monetaria en la era pospandemia del COVI-19, agrega que según la Organización Mundial de Comercio (OMC), el volumen del comercio mundial de mercancías podría caer entre un 13% y un 32% en 2020. No obstante, hace notar que el sector de los servicios es el que está sufriendo la peor parte del colapso; por ejemplo, remarca que la caída del turismo será significativa y según datos de la Organización Mundial del Turismo (OMTE), espera que pudiera llegar a ser del 80% este año.

 

DESCENSO DE PRECIOS

 

Indica que en consonancia con la dinámica de la demanda agregada en la economía global, se espera que desciendan los precios de los productos básicos, y que esto tendrá un impacto negativo en los términos de intercambio de los países de la región que exportan dichos productos. En el caso del petróleo, espera que el barril West Texas Intermediate (WTI) registre un precio promedio de 37,60 dólares este año, un 34% inferior al promedio de 2019.

 

Hace notar que los productos agropecuarios han sido menos golpeados por la crisis, por lo que se espera una leve caída de casi un 2% y en relación a los metales y minerales, proyecta una caí- da de solo un 0,1%, pero con comportamientos muy disimiles dentro del rubro, remarcando que si bien los metales industriales como el cobre caerían, esto se vería compensado por el alza de los refugios de valor como el oro, que desde comienzos del año hasta el 24 de julio subió un 28%.

 

“En el contexto de empeoramiento de los términos de intercambio promedio de la región, que caerían un 4,7% en 2020, el choque negativo se concentrará en las economías exportadoras de hidrocarburos, mientras que las exportadoras de alimentos y metales se verán menos afectadas”, destaca y agrega que la subregión más perjudicada sería América del Sur, cuyos términos de intercambio disminuirán casi un 8%, mientras que los de Centroamérica aumentarán levemente (un 0,4%) y los del Caribe excluido Trinidad y Tobago crecerán un 6,3%, sobre todo por su condición de importador de energía.

 

Remarca que en el mercado del petróleo se sumó además la competencia de precios entre productores con el objetivo de ganar una cuota de mercado a comienzos de marzo, y el 20 de abril se produjo algo inédito en la historia al cotizarse el barril de petróleo West Texas Intermediate (WTI) a un precio negativo, en un contexto en que la capacidad de almacenamiento llegaba a su límite.

 

METALES PRECIOSOS

 

“Los metales preciosos, y en particular el oro, fueron una excepción a la tendencia general de precios de los productos básicos, ya que son utilizados como reserva de valor en períodos de incertidumbre y volatilidad en los mercados financieros. El precio del oro mostró desde comienzos de año una tendencia al alza y se encuentra un 28% por encima del nivel de fines de 2019”, dice el estudio.

 

Sin embargo, observa que a partir de mediados de abril, pero más aún en mayo y comienzos de junio, las tendencias a la baja de los precios de la mayoría de los productos básicos se revirtieron como consecuencia de la recuperación en curso de la actividad económica de China y una disminución gradual de las condiciones de cese de la actividad en los Estados Unidos y Europa.

 

“…los países más exportadores se están viendo muy afectados y no parece que vaya a revertirse esta tendencia…”

 



Considera que si bien es posible que los precios mantengan esta tendencia al alza si se consolida el inicio de una recuperación, aunque fuera lenta, de las grandes economías del mundo, como promedio del año se prevé que estarán por debajo de los promedios alcanzados en 2019.

 

En este marco, la CEPAL proyecta para el petróleo un precio promedio en 2020 casi un 36% menor al de 2019. Para los productos agropecuarios, los menos golpeados por la crisis, se espera una leve caída de los precios de casi un 2% y para los metales y minerales se proyecta una disminución de solo un 0,1%, pero con comportamientos muy diversos dentro del rubro: los precios de los metales industriales como el cobre caerían un 5%, lo que se compensaría con el alza de los refugios de valor como el oro, cuyo precio, ha subido un 28% en lo que va del año (hasta el 24 de julio de 2020) (véase el cuadro I.1).

 

POSICIÓN FISCAL DEBILITADA

 

Frente a este escenario, la CEPAL dice que se espera que la posición fiscal de la región se debilite durante 2020. “Las estimaciones presentadas en esta edición del Estudio Económico apuntan a que el resultado global de los gobiernos centrales de América Latina podría registrar en 2020 su nivel más deficitario desde 1950, un -8,4% del PIB”, remarca.

 

Recuerda que la última vez que la región registró un déficit global de magnitud similar fue en 1982, cuando se llegó a un -6,1% del PIB. Al mismo tiempo, señala que se espera que el déficit primario que se había reducido en los últimos años, vuelva a aumentar en 2020 y alcance un -5,5% del PIB. Señala que las elevadas necesidades de financiamiento derivadas de ello incidirían en un aumento estimado de 9,3 puntos porcentuales del PIB en la deuda pública bruta de los gobiernos centrales de los países de América Latina.

 

INCERTIDUMBRE

 

A pesar de todo lo anterior, y dado que la pandemia no ha concluido, para la CEPAL persiste un elevado nivel de incertidumbre. “Si rebrotes del COVID-19 obligaran a mantener o en algunos casos restablecer las medidas de confinamiento y la recesión fuera más larga de lo previsto, esto podría inducir una nueva fase de aumento de la aversión al riesgo, con el consecuente efecto negativo sobre las economías emergentes.”

 

Observa que esta situación, además, las encontraría más vulnerables aún, debido a los mayores niveles de deuda, que para algunas empresas e incluso Gobiernos podrían tornarse inmanejables en un entorno de caídas de la actividad. “La pandemia de COVID-19 ha provocado una contracción de la demanda externa que enfrentan los países de la región —debido al menor consumo y la postergación de las decisiones de inversión de los principales socios comerciales que afecta con más intensidad a aquellas economías en las que el peso de las exportaciones en el producto total es mayor”, agrega.

En conclusión, el estudio prevé un deterioro del saldo de servicios en el conjunto de la región, ya que los países más exportadores se están viendo muy afectados y no parece que vaya a revertirse esta tendencia a mediano plazo.

 

 

“…la CEPAL proyecta para el petróleo un precio promedio en 2020 casi un 36% menor al de 2019…”

 

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